...En un lugar...
...No importa cual...
...Todo era paz...
...El sol resplandecía día a día...
...Eran perfectos los días...
...Y las noches...
...Tu sonrisa y tu mirada, eran suficientes...
De repente un día todo cambió, nuestro cielo resplandeciente oscureció, llenándose de nubes espesas que traerían la tormenta más grande por la que debíamos atravesar. El viento frío tocaba mi piel sin imaginar siquiera el daño que causaba en mi. El océano gritaba incansablemente mientras caían lágrimas de mis ojos que parecían no acabar... Pensé que el dolor se iba a ir si intentaba sacar todo de mi, si lloraba hasta la última lágrima proveniente de éste amor que ahora parecía inalcanzable...
Caí de rodillas en la orilla de aquel inmenso mar, no podía más, mis piernas se sentían demasiado pesadas para poder levantarme y aunque lo intenté una y otra vez, pareciera que la atmósfera de aquel lugar hubiese cambiado de repente haciéndolo todo más pesado, denso y a la vez... vacío.
En ese momento comencé a cuestionarme tantas cosas, no se si me llevaría a algo, lo más seguro era que no, pero aún así, mi cabeza no dejaba de maquinar 10mil preguntas por segundo.
Sin más fuerzas y al ver como desaparecían mis lágrimas entre la mojada arena, la última de ellas, resbaló por los zapatos negros que ahora tenía en frente. Mi mirada nublada por la lubricación extrema de mis ojos, intentaron enfocar a quién había llegado a ese lugar...
Estabas ahí, tan resplandeciente como un sol, mi corazón se aceleró súbitamente y el tiempo se detuvo... Al levantar mi vista y ver tus ojos, esos ojos firmes pero dulces y profundos, tan profundos como el infinito mar que en su horizonte se fusiona con el cielo, creando la más bella de las ilusiones...
No pretendí en ningún momento que me vieras así, sin fuerzas para seguir, rendida y con miedo de seguir esta vida sin ti que sólo encontró sentido cuando entraste en ella...
Tuve miedo, no lo pretendo negar, tuve miedo que cuando te acercaras a mi fuese para decirme que no seguirías a mi lado, que nada habría valido la pena... Pero tomaste mi mano...
Te sentí cálida y suave cómo siempre y me levantaste de ahí, sin decir una sola palabra, en realidad no era necesario, baje mi cabeza, no podía mirarte más, tu tomaste mi mentón y una leve sonrisa en tus labios me hizo saber que todo estaba bien... Nos abrazamos...
…Quería estar así eternamente…
Pude llegar a sentir los latidos de tu corazón… Sentí paz. Sin siquiera abrir los ojos pude sentir como todo a mi alrededor entraba en calma, eso era, faltabas tu…
Poco a poco tu aroma se fue diluyendo, sentí mi rostro húmedo, supuse que era por algunas lágrimas que tontamente no puede contener, sin despegar mi cabeza de tu pecho, abrí lentamente los ojos y…
Detuve mi respiración, anulé toda posibilidad de pensamiento, simplemente me di cuenta que todo había sido un sueño…
… Una vez tuve un sueño…
…En ese sueño me amabas y todo era perfecto….
… No había nada que pudiera opacar lo que sentías por mí…
…Ni nada que pudiera hacerme dudar de lo que sentía por ti…